domingo, 30 de marzo de 2014

Lo que Iberoamérica debe a Sefarad. (Parte III). España y Portugal en el imaginario hebreo-israelita, desde Éber hasta Salomón.

Hejal de la Sinagoga del Tránsito,
en Toledo. Fuente: Wikipedia.

España y Portugal en el imaginario hebreo-israelita, desde Éber hasta Salomón


En los años 70 y 135 d.C., con motivo de la destrucción del Segundo Templo, de la ciudad de Jerusalén, y el exilio voluntario o forzoso de la mayoría de sus miembros, los judíos se establecen en Italia. Desde allí, emigrarán, lentamente, siguiendo dos direcciones: una rama de la familia judía se dirige al Este y al Norte de Europa, estableciéndose en países como Polonia, Ucrania y Rusia, pero también Irán y China; ellos serán con el tiempo, los ashkenazis. Otra rama se dirige a Europa Occidental, y sobre todo a Portugal y España; de esta rama de la familia judía surge el pueblo sefardita.

Pero hay evidencias de que el interés del pueblo judío por España y Portugal es anterior a estas fechas. En primer lugar no podemos pasar por alto la semejanza, -desde el punto de vista fonético- entre el nombre epónimo Éber o Heber, y el nombre del río Ebro, derivado de Íber (río), motivo por el cual Iberia -el nombre griego de la Península ibérica- es ''la tierra de los ríos''. De Iberia deriva Iberoamérica.

Así como Éber es el nombre del más lejano antepasado de los hebreos, y al mismo tiempo, el nombre de un territorio; Íber es palabra raíz para el nombre de un pueblo y de un territorio en España. Pero la semejanza fonética entre los dos nombres podría ser más que una coincidencia. Según Francisco Fernández y González (1), los íberos habrían sido un pueblo de origen camita, llegado del Norte de África, y emparentado con los bereberes, pueblo de origen afroasiático, que habla las lenguas del tronco amazigh, emparentado a su vez con los moros, que ocuparon España durante la Edad Media, y con los guanches de las Islas Canarias. 

El origen de estos pueblos tendríamos que buscarlo en el Norte de África, hace 8.000 años, y sus más antiguos vestigios pueden hallarse en Tassili n'Ajjer, en Argelia. Y aunque se supone que berebere deriva del griego ''bárbaro'', es tentador pensar que este nombre puede contener la misma raíz que los anteriores.


Arte rupestre de  Tassili n'Ajjer que documenta la domesticación del camello, hace 8.000 años en el Norte de África.

La importancia de la civilización de El Tassili es mayor de lo que se supone: 



Estos hombres con turbante, que hace 8.000 años domesticaban camellos, ovejas, cabras, vacas y toros, que además sabían navegar, serían los antepasados de los pueblos que la Biblia supone descendientes de Noé, la generación humana posterior al Diluvio: semitas, camitas, jafetitas.

En la Biblia también aparece un personaje sobre el que mucho se ha especulado; Tubal. Es un descendiente de Caín y de Jafet, que representa el progreso técnico, especialmente en el campo de la metalurgia. Se lo relaciona con una tribu oriental, en asirio Tabal y en griego Tibarenoi. En la Biblia, así como en otras tradiciones mesopotámicas, la tribu de Tubal -pueblo de guerreros y orfebres- siempre aparece relacionada con Asia Menor. Además, la Biblia los vincula con los cimerios y escitas.

En el año 600 d.C. el Obispo Isidoro de Sevilla planteó la hipótesis de que los pueblos ibéricos, vascos e itálicos serían descendientes de Tubal. Desde el punto de vista de la arqueología, no hay dudas sobre el desarrollo de ricas tradiciones metalúrgicas entre los íberos y tirrenos.




Se considera que a los íberos se les debe la difusión de la ''cultura de Almería'', -que introdujo la cultura del bronce- de cuyos iniciadores serían los descendientes (2). Ocupaban el Este de la Península, la actual Andalucía, e incluso el Sur de las Galias. Habrían dado origen a la legendaria Tartessos, y utilizado, para extender la industria del bronce, la facilidad que les daba el disponer de minas de cobre en abundancia, así como la proximidad de las Islas Británicas, de las que habrían recibido, por trueque, el estaño que permite la aleación. Se les debe también la fabricación de armas con ese metal y la creación de los vasos campaniformes, en bronce y cerámica, que distinguieron la región.




Autores antiguos como Polibio, mencionan, junto a los íberos, a los vascos, como pueblos pre-romanos de España. Los romanos los confundían con los cántabros, con quienes convivían. Los celtas, de origen indoeuropeo, penetraron por los Pirineos. Se los vincula con la difusión de la metalurgia del hierro.




Como resultado de la convivencia, las culturas íberas y celtas tendían a fundirse en una cultura común celtíbera. Ejemplos de esta cultura de síntesis los tenemos en los casos de ciudades como Sagunto y Numancia.

Tartessos (¿o Tarsis?, 1200-500 a.C.) es lo más parecido a un gran emporio mercantil propio de la Península. Durante siglos, se dudó de su existencia, hasta que los estudios del historiador alemán Adolf Shulten (1870-1960), publicados en la Revista de Occidente, dirigida por Ortega y Gasset, permitieron reunir algunas evidencias a favor de esta (3). 

Según Shulten, los pueblos celtíberos de la Península carecían de grandes aglomeraciones urbanas, pero no de centros comerciales entendidos como lugares de encuentro, a manera de ferias, a los que con el tiempo se agregaron templos y murallas defensivas. Su zona de influencia se habría extendido por la Andalucía actual, llegando hasta el centro de la Península, donde habría dado origen a la cultura Toledo.




En el año 1958, un albañil de Medina Sidonia, llamado Alonso Hinojos del Pino, halló, a tres kilómetros de Sevilla, el célebre ''Tesoro del Carambolo'', conjunto de piezas de oro y cerámica de enorme valor arqueológico.




Los escritores antiguos dejaron algunas pistas sobre la existencia de Tartessos. Ellos nos hablan del reinado de Argantonio, entre los años 635 y 545 a. C., en cuya Corte hallaban amparo los mercaderes semitas. Según Heródoto, una nave de Thera, arrastrada por las tormentas, llegó más allá de las columnas de Hércules (hoy Gibraltar), hasta Tartessos (4). También los datos de Estrabón nos permitirían afirmar que el Tarsis de la Biblia podría haber sido la capital de un reino tarteso-ibérico destruido poco después del año 500 a.C.

Sin embargo, las dudas sobre Tartessos llegan a tal punto que se duda sobre si fue una ciudad íbera o fenicia, a semejanza de las factorías de Cádiz o Ibiza. Las últimas investigaciones estarían indicando que -al menos los restos encontrados hasta ahora- no pertenecen a una civilización indígena, sino a una implantación fenicia, coincidiendo con el testimonio del Profeta Isaías, que llama a Tarsis, ''la carga de Tiro'' (23, 1 y 6).



Pero estas conclusiones permiten confirmar la hipótesis de un contacto entre los pueblos del Mediterráneo Oriental y del Mediterráneo Occidental, a través de los fenicios, y esto quiere decir que la Península ibérica estaba presente en el imaginario y la realidad cotidiana de los pueblos de Oriente desde la más remota Antigüedad.


Mapa de las rutas comerciales usadas por los fenicios. Fuente: Wikimedia.












No cabe duda, al parecer, de los vínculos entre las naves de Tartessos y las de los fenicios al servicio del Rey Salomón. Según el Antiguo Testamento:

''Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y todas las vasijas de la casa del bosque del Líbano eran de oro puro. A la plata no se le atribuía valor en los días de Salomón, porque el Rey tenía la flota que salía a la mar, a Tarsis, con la flota de Hiram; una vez cada tres años venía la flota de Tarsis y traía oro, plata, marfil, simios y pavos. Así el rey Salomón llegó a ser más grande que todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría.…''(5).

''Y se alió con él [con Hiram] para hacer naves que fueran a Tarsis, y construyeron las naves en Ezión-Geber''. (6)

''Dobléguense ante él los moradores del desierto, y sus enemigos laman el polvo. Los reyes de Tarsis y de las islas traigan presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrezcan tributo; y póstrense ante él todos los reyes de la tierra ; sírvanle todas las naciones.…'' (7).

Parece entonces posible que en las naves fenicias al servicio de Salomón, es decir, entre los años 970 y 930 a.C., hace casi 3.000 años, hayan llegado a la Península ibérica, comerciantes israelitas que pudieron haber optado por establecerse allí mucho antes de la Diáspora. La Biblia incluso da a entender que aliado con el Rey fenicio Hiram, Salomón llegó a dominar a Tarsis, Saba y Seba como reinos tributarios. Habría existido en el milenio I a.C. una gran talasocracia o imperio marítimo-mercantil fenicio-israelita, y es muy posible que los comerciantes de sus factorías fuesen de origen mixto. Aunque no podemos determinar con exactitud la ubicación de Tarsis, es indudable que España quedaba comprendida dentro de la zona de influencia de dicha talasocracia.


Las rutas comerciales de Oriente bajo el reinado de Salomón en Israel
Fuente: cristotuyyo.webcindario.com/lecciones_at/lecci%C3%B3n_13at.htm



















Los fenicios suministraban a Egipto madera: el célebre cedro del Líbano, usado para las columnas del Templo del Rey Salomón. La madera de cedro también era preferida para las embarcaciones. Comerciaban también aromas, aceites, vinos y tejidos. Supieron fabricar la tintura púrpura que extraían del múrex con la cual se teñían las vestiduras reales e imperiales.

Además de Cádiz y otras colonias menores, los fenicios fundaron en la Península ibérica -a la que habrían llamado Hispania-, la factoría de Ebussus, actual Ibiza, fundada en el 644 a.C., en las Islas Baleares. Se comprende que lo hicieran por su buen clima, los excelentes puertos naturales de sus costas, y porque era, para sus naves,  el lugar más cercano desde el mar hasta la Península (8).  


Talasocracia fenicio-israelita y sus competidores griegos.
Fuente: Ayuntamiento de Umbrete.















Y ello reviste especial interés para nosotros, pues será en las Baleares donde la población judía se hará presente hasta la expulsión de quienes no quisieron abandonar su culto, en el siglo XV. Quedaron sucesores de muchas familias que aún viven allí y habrían de llegar a ser el origen de grupos familiares en Iberoamérica.



(1) FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, Francisco: Voz ''España'', en Diccionario Enciclopédico Hispano Americano, Clinton, Editorial Jackson, s/f, Tomo I, pág. 115.

(2) VALDEAVELLANO, Luis, Historia de España Antigua y Medieval, Madrid, Alianza Editorial, Tomo I, página 10 y siguientes.

(3) SHULTEN, Adolf, ''Tartessos: contribución a la historia más antigua de Occidente'', Madrid, Revista de Occidente, 1924. Este trabajo se reeditó en versiones ampliadas y mejoradas, en 1945 y 2006.

(4) HERÓDOTO, Historias, Cap. IV, núm. 152.

(5) ANTIGUO TESTAMENTO, Crónicas II, 9:20-21.

(6) Crónicas II, 20:36

(7) Salmos 72:10.

(8) AYMARD Y AUBOYER, ''Occidente y la formación mediterránea'', en Historia General de las Civilizaciones, Editorial Destino, Barcelona, 1960, Tomo II, pág. 85 y ss.

sábado, 29 de marzo de 2014

Lo que Iberoamérica debe a Sefarad (Parte II). Etnogénesis del pueblo judío (1800 a.C. - 135 d.C.)

Biblia de Cervera, año 1300

Etnogénesis del pueblo judío

''Hebreos'' proviene de ‘Ivrīm (עברים), y es el nombre del pueblo de pastores semitas originarios de Ur (cerca de Eridu, en Mesopotamia) que emigró a Canaán, como consecuencia de una revelación que su patriarca Abram (quien a partir de ese momento pasa a llamarse Abraham) recibió del Dios único יהוה, cuyo nombre es de pronunciación desconocida. Dios hizo un Pacto con Abraham, que incluye un sacrificio de sangre, la circuncisión, la cual en adelante habrá de imponerse a sus descendientes a los ocho días de nacer. Ellos serán ''los Hijos del Pacto''. Este hecho habría ocurrido hace unos 3.800 años, coincidiendo con los orígenes de la civilización. El gentilicio ''hebreo'' sería incluso anterior, pudiendo remontarse al patriarca Éber o Heber, de quien Abraham sería descendiente en sexto grado, hace unos 5.000 años.

Ciudades de la Antigua Sumeria. Créditos: Crates


















 



En esta región del mundo, la Mesopotamia, -''tierra entre ríos'', el Tigris y el Éufrates-, se originaron aportes culturales tan universales como las pirámides, que también aparecen en América. Además, los nombres para el Cielo, la Tierra y el Inframundo, son los mismos en lengua sumeria (An, Ki, Kur) y en lengua quechua (Hanan, Kai, Uku) que suponemos originaria de Perú. 

http://indoiberia.blogspot.com/2014/03/y-si-espana-fuera-el-nombre-indigena-de.html

Sigue en discusión la autenticidad de un vaso de piedra, conocido como Fuente Magna, hallada en Bolivia, que fue grabado con caracteres cuneiformes -característicos de Mesopotamia- y pictogramas indígenas americanos de Tiahuanaco.


Inscripciones de aspecto proto-sumerio en la Fuente Magna hallada en Bolivia. Créditos: Bernardo Biados (arqueólogo y docente argentino)

Según la tradición, el segundo patriarca hebreo fue Isaac, el hijo de Abraham y de Sara. Las figuras de Abraham y de Isaac son populares en Iberoamérica por el episodio en el cual Abraham estuvo a punto de sacrificar a Isaac, luego de que Dios se lo pidiera para probar su fidelidad. Luego el propio Dios lo detuvo. Los indígenas americanos también realizaban sacrificios humanos, así que esta historia, -una vez difundida en el Nuevo Mundo- resolvía una cuestión religiosa que estaba pendiente. También la circuncisión era una práctica conocida en América.


Lámina dibujada por el cronista indígena Guaman Poma, en la que se observa al patriarca Abraham a punto de sacrificar a su hijo Isaac. Dado que Abraham es un patriarca postdiluviano, Guaman Poma lo sitúa dentro de lo que sería ''la Tercera Edad del Mundo'' en la cosmogonía indígena. Hacia el año 1600 d. C. Fuente: img.kb.dk/ha/manus/POMA/poma550/POMA0026.jpg

Según la tradición hebrea, el hijo de Isaac y Rebeca fue Jacob. Con Jacob, se produjo un nuevo cambio de nombre por el que los hebreos pasaron a llamarse ''israelitas'', debido a que este patriarca tomó el nombre de ''Yisra'el'' o ''Israel'' por haber luchado contra un ángel o manifestación de Dios llamado Elohim. Durante la evangelización de México, esta historia tiene que haber impresionado a los aztecas, quienes, a lo largo de su peregrinación cambiaron varias veces de nombre, y en una oportunidad, por haber luchado con una manifestación de la divinidad llamada Mextli, momento a partir del cual pasaron a llamarse méxicas.

Jacob lucha con el Ángel. 
Interpretación de Gustave Doré, 1855.
El nombre ''Israel'' (''Hijos de Israel'') se encuentra grabado en la Estela de Merenptah, de origen egipcio, datada en el año 1210 a. C., hace unos 3.200 años. En dicha estela el pueblo israelita no es identificado con un territorio concreto.





Estela de Merenptah.
Fuente: Wikipedia.
Siempre según la tradición, Jacob tuvo doce hijos de los cuales descienden las doce tribus de Israel. Corría el siglo XVIII a.C. (1800-1740 fechas aproximadas) cuando uno de ellos, el más consentido y envidiado, José, fue vendido como esclavo del faraón por sus propios hermanos. Nombre de origen hebreo, muy común entre nosotros, hasta el siglo XIX se escribía Joseph.


José representado en la Biblia de Alba, un texto sincrético cuya elaboración fue dirigida por un clérigo cristiano y un rabino judío de España.

A partir del año 1400 a.C., hace unos 3.400 años, las tribus hebreas iniciaron la conquista de Canaán, región que coincide con lo que sería en la actualidad, parte de Israel, Gaza y Cisjordania, Siria y Líbano. El cambio de nombre, de ''hebreos'' a ''israelitas'', se corresponde con la conquista de Canaán, que fue, en realidad, un proceso de penetración muy lento, no solo de los hebreos, sino de otros pueblos, como los amorreos, hicsos, hurritas, egipcios, y ''pueblos del mar''.

Pero una vez que los hebreos se asentaron en Canaán, una hambruna azotó la región, entre los años 1400-1300, haciendo que emigraran a Egipto, en calidad, primero de trabajadores, y luego de siervos y esclavos del faraón. 

Hacia el 1300-1200 se produjo una nueva transformación, cuando se rebelaron bajo la dirección de Moisés (''salvado de las aguas''), que podría haber sido un Príncipe egipcio de origen hebreo. La historia de su nacimiento recuerda una serie de tradiciones de nacimientos similares en el Cercano Oriente pero también en otras partes del mundo, incluida América.


Los hebreos son esclavizados por los egipcios. Manuscrito sefardita de Barcelona, realizado en el siglo XIV

Egipto estaba atravesando, en ese momento, por una serie de conflictos religiosos, desencadenados por la reforma religiosa monoteísta del faraón Akenatón, hacia el 1353-1336 a.C. Dicha reforma afectó también otros planos de la cultura, la vida social y política, e incluso el arte, donde las figuras aparecen representadas con un cráneo alargado que recuerda las deformaciones craneanas de los indios americanos. La misma capital fue trasladada a El Amarna.


Las hijas de Akenaton. Estilo de El Amarna. 












 

La salida de Egipto y la peregrinación por el desierto bajo la dirección de Moisés se conocen como el Éxodo, un proceso durante el cual las tribus israelitas experimentan nuevas transformaciones. 


El tema del Éxodo en un manuscrito sefardita del siglo XIV, conocido como Haggadah de los Pajaritos.

Al llegar al Monte Sinaí, en la península de Asia situada al nordeste de Egipto, Moisés recibió de Dios el Decálogo o Diez Mandamientos con el encargo de trasmitirlo a los israelitas. De esta forma renovaron el Pacto con Dios. El hecho habría tenido lugar en el año 1250 a.C.

Vista desde lo alto del Monte Sinaí. Créditos: Drozdp

Estos Diez Mandamientos luego pasaron a la Iglesia cristiana y al Catecismo católico, desde donde se difundieron por América. En tiempos prehispánicos los indios americanos tenían una versión propia de los Mandamientos, que en el área andina se conocen como Suma Qamaña, ''saber vivir y saber convivir''.


Manuscrito sefardita que contiene los Diez Mandamientos de Moisés. Realizado en el año 1768 por Jecutiel Sofer.

En el año 1240 a.C., los israelitas cruzaron el río Jordán y conquistaron Jericó, desde donde pudieron extenderse por la zona montañosa de Canaán, y lentamente absorbieron la cultura cananea. Esta conquista tuvo lugar bajo la dirección de Josué, sucesor de Moisés, y su consecuencia fue el asentamiento de las doce tribus de Israel en la tierra de Canaán.


Mapa de las doce tribus de Israel a partir del año 1200. 
Créditos: Kordas.





























Con Samuel organizaron una administración dirigida por Jueces, y con Saúl, fundaron la monarquía, hacia los años 1020-1007 a.C. En ese momento, Israel se organizó por primera vez como un Estado. Saúl fue sucedido por David, entre los años 1010 y 970. El reinado de David condujo a Israel a una fase de esplendor, que tuvo su momento culminante bajo el reinado de Salomón, entre los años 970 y 930 a.C. Entre sus logros más notables se mencionan la construcción del Templo y el establecimiento de relaciones comerciales con países como Saba, Tarsis y Ofir, cuya localización se discute.

Es durante el reinado de Salomón que aparece la primera referencia a las naves de Tarsis, localidad cuya ubicación sigue siendo motivo de polémica, pero que una corriente identifica con la capital de Tartessos, en España, cuya influencia se habría sentido en Huelva, Sevilla y Cádiz. También se ha planteado que podría corresponderse con las costas de Italia o Grecia. Sin embargo, este dato no es seguro, ya que Tarsis también se puede interpretar como un lugar del Próximo Oriente.

En el año 924 a.C., Israel se dividió en dos reinos: Israel al Norte, con capital en Samaria y Judá al Sur, con capital en Jerusalén. Hacia el año 650 a.C., el Reino de Judá vivió una etapa de esplendor político y comercial debido a la demanda de aceite de oliva, convirtiéndose en el centro cultural, económico y político más importante de la región. El nombre Judá, deriva del de uno de los patriarcas hijo de Jacob, y de este deriva, a su vez, el gentilicio judío, que significa ''natural de Judá'', y etimológicamente, ''alaba al eterno''. El Reino de Judá fue conquistado entre los años 597 y 582 a.C. por los babilonios.


Reinos de Israel y de Judá hacia el año 830 a.C. Fuente: Wikipedia




















Después de estas fechas, los israelitas empezaron a ser conocidos como judíos, y se produjo, además, una primera Diáspora judía, así como la destrucción del Primer Templo. Los judíos perdieron su independencia bajo los imperios asirio, babilonio, aqueménida y seléucida, hasta que los Macabeos organizaron un movimiento de liberación entre los años 164 y 63 a.C., que dio origen a la dinastía asmonea. Es decir, los judíos perdieron su independencia política durante unos 400 años.


Revuelta de los Macabeos y formación del Reino de los Asmoneos.
Créditos: Wikipedia.




















La dinastía asmonea reinó entre los años 164 y 63 a. C., hasta que los romanos, dirigidos por Pompeyo, conquistaron el país. En los primeros años del siglo I, el cristianismo surgió como un movimiento religioso de resistencia pacífica, que tomó un fuerte impulso hacia el año 50 d.C.


Ichtus o Ichtys, palabra que significa ''pez'', y al mismo tiempo es el acrónimo de Cristo entre los cristianos primitivos. Fuente: Wikimedia.

Entre los años 66 y 73 d.C., los judíos organizaron una revuelta contra el Imperio romano. En el año 70, los romanos sitiaron Jerusalén, y en el año 73, Masada. La ciudad de Jerusalén y el Segundo Templo fueron saqueados y destruidos. Según Flavio Josefo, durante el sitio de Jerusalén murieron más de 1 millón de judíos.


Columna romana en el muro interior del Arco de Tito, conmemorando el saqueo y destrucción de Jerusalén y de su Templo. Fuente: Wikipedia.

Una nueva revuelta contra el Imperio romano se produjo entre los años 132 y 135 d.C., la rebelión de Bar Kojba. La revuelta fue aplastada por el Emperador Adriano, -de origen hispano- quien expulsó a la población y reconstruyó Jerusalén como una colonia romana con el nombre de Aelia Capitolina. Después del año 135 d.C., tuvo lugar la Diáspora judía más importante. Aunque hubo judíos que nunca abandonaron su tierra, la mayor parte de los judíos se dispersaron por el Imperio romano. No volvería a existir un Estado judío hasta el año 1948.


Fuente y créditos: safed-tzfat.blogspot.com/2011/01/el-genoma-revela-que-las-dos-ramas-de.html

Los estudios genéticos demuestran que hacia el año 70 d.C., muchos judíos se establecieron en Italia, desde donde emigraron hacia otros puntos del Imperio romano, dando origen a dos grandes ramas de la familia judía, ashkenazis (Europa Oriental) y sefarditas, en España.

Lo que Iberoamérica debe a Sefarad (Parte I). Basado en la investigación de Mauricio Gutman y Nelson Nicoliello, ''Influencia de la cultura hebrea en la cultura iberoamericana'', Montevideo, 1997.

Haggadah de Barcelona, 1350



''Y los cautivos de Jerusalén que están en Sepharad, poseerán las ciudades del Mediodía''

Libro de Abdías, versículo 21, Antiguo Testamento.



Advertencia.- Pasado el momento, siempre desagradable, en que los herederos llevan a término el trámite de la sucesión y de la herencia, quedaron en una carpeta, sin aparente interés para nadie, aunque seguramente del más alto valor para nuestra identidad y cultura, unos papeles escritos a máquina, conteniendo una investigación de la autoría de Mauricio Gutman, y Nelson Nicoliello, mi padre, bajo los siguientes títulos: a. portada: ''Influencias de la cultura Judía a la cultura Ibérica''; b. primera página: ''Influencia de la cultura hebrea a la cultura iberoamericana'', lo que demostraría que los autores no se decidieron por un título definitivo en particular.

Este trabajo se terminó de escribir en Montevideo, en el año 1997, y fue inscripto, con el número 1.112 en el libro 26 del Registro de Derechos de Autores del Uruguay, el 20 de enero. En la carátula consta que Mauricio Gutman falleció antes de esa fecha, por lo cual, es muy probable que la redacción final sea de la autoría de Nelson Nicoliello, fallecido, a su vez, el 15 de abril de 2000.

La Dedicatoria dice: ''A la memoria de nuestro inolvidable amigo MAURICIO GUTMAN, que tanto trabajó para que este libro se hiciera posible, que tanta fe había depositado en él y que falleció sin que se hiciera posible su sueño de contemplarlo ya editado''. El trabajo también está dedicado al Dr. SALVADOR JUNIO, ''nuestro querido amigo desde la escuela primaria'', -y personalidad notable de la Comunidad sefardita del Uruguay, editor y Director de Nuevo Amanecer, revista hoy desaparecida-, y a ELIAHU BIRNBAUM, quien fuera Gran Rabino de la Comunidad Israelita del Uruguay.

Aunque mi padre era muy reservado en todo lo que tiene que ver con los contratos editoriales, no me consta que el libro haya sido editado. Pero por precaución, y al mismo tiempo, por no dejar envejecer la información que contiene, prefiero publicar, en internet, una nueva versión del trabajo, que será personal, pero basada en aquella investigación. Una versión más ágil y fácil de leer, basada en información nueva e ideas originales aportadas por los autores, dejando un poco de lado ideas o datos muy conocidos o que no conducen a ningún resultado concreto.

Haggadah de Cataluña
Proemio.- Cito los fragmentos que permiten apreciar mejor cuál era la idea, objetivo, e inspiración de los autores al realizar el trabajo: ''Nuevo Amanecer nos reveló la gesta singular de un pueblo, el muy noble de los sefaríes o sefarditas. Y es más que justificada la elección, cuando se sabe que a esta notable parte de la etnia hebrea tanto debemos los iberoamericanos''.

''En primer lugar, por el inextinguible apego a su tierra de segundo origen (la del primero, y nunca traicionado, fue el Canaán): la Península ibérica; por el cual apego, que superó durante más de cinco siglos a toda clase de expulsiones, de feroces persecuciones y grandes distancias y costumbres ajenas, se llamó y mereció llamarse la España judía''.

''[...] Fue un importante intelectual sefaradí quien escribió -bien que en caracteres hebreos- la primera poesía conocida en la naciente lengua castellana. La bellísima Fuente de los Leones que, desde su origen en ignota sinagoga, constituye el florón más notable en la Alhambra de Granada, -pues así supieron guardar e integrar a su propio palacio, los inteligentes miembros de otra rama semita: los árabes- salió de su genio y de sus manos [...]''.