domingo, 3 de noviembre de 2013

Reino de España e Indias (12). El descubrimiento del Atlántico y el origen de los pueblos del ''Nuevo Mundo'' (1). (Análisis de la Obra de Fray Gregorio García, publicada en Valencia, en 1607).

El Océano Atlántico o Mar de Atlas (del griego tlenai, soportar), debe su nombre al gigante mitológico que fue condenado a cargar el mundo porque, durante la guerra entre dioses y titanes fue partidario de los titanes. En el Mar de Atlas suponían los griegos que existió hace 11.500 años la Atlántida, continente organizado políticamente en 10 Reinos que guerrearon contra Atenas.

Unas exploraciones que comenzaron entre los siglos XII y IX a.C. y su conexión con el Reino de España e Indias.

Originarios de Siria y Líbano, los fenicios se extendieron por el Mediterráneo Occidental, llegando a fundar las ciudades de Gadir y Tingis del lado del Atlántico, la primera en la Península Ibérica, la segunda en Tánger, África, siendo Tingis un nombre de origen africano (bereber), y habiendo existido como asentamiento libio (pre-fenicio) desde fechas todavía más remotas.

Es muy importante, por lo tanto, tener presente, que cuando se funda el Reino de España e Indias, durante el Renacimiento, estas tradiciones estaban vivas y eran tomadas muy en serio. Y que España había evolucionado durante milenios en contacto con el Norte de África, de manera que existía la conciencia de una continuidad geográfica y humana entre estas dos regiones. Como nos lo recuerda este mapa de Sebastião Lopes de 1575.







































































Por otra parte, los españoles y portugueses de los siglos XV y XVI se planteaban con mucha seguridad la hipótesis de que los fenicios y cartagineses o los habitantes de la Atlántida los hubiesen precedido en el descubrimiento de las islas de Occidente que se ven en este mapa, como las Azores, Madeira, Canarias, Cabo Verde y otras.

El mundo perdido del Rey Hespero

De los antiguos ibéricos sabemos menos. Sin embargo es evidente que cuando fenicios y cartagineses pasaron a dominar las rutas comerciales más importantes del Mediterráneo Occidental y del Atlántico, se apoderarían de las vías de comunicación y tráfico abiertas por los ibéricos hasta que alrededor del año 500 a.C. destruyeron Tartessos y entonces se adueñaron del Occidente afro-ibérico.


Cabeza hispánica pre-romana con un
gorrito muy particular y en actitud
hierática.Créditos: José Luis Santos
¿Dónde quedan las Hespéridas?

En su muy erudita obra sobre El Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales, editada por primera vez en Valencia en el año 1607, Fray Gregorio García, dice que el nombre Iberia puede derivar de Ibra o Ebra que significa ''el Paso'', no siendo Hispania otra cosa que el Reino del Rey Hispán; Sevilla o Hispalis la ciudad del Rey Hispalo; Hesperia, Italia y España, y las Hespérides o Hespéridas, (islas del Occidente pobladas por el Rey íbero Hespero según Dionisio Alejandrino), en definitiva, la tierra de dicho Rey Hespero, hermano de Atlante.



Cabeza olmeca de México, con el

mismo gorrito hispánico de más

arriba y misma actitud hierática

pero con rasgos africanos
El dato de que las Hespéridas pueden ser América insular proviene de Pomponio Mela quien, en su Chorografía del Orbe Antiguo dice que los cartagineses de Hanón llegaron a Hesperia navegando desde las actuales Islas Cabo Verde hacia el Oeste ''durante un buen trecho'' luego de lo cual arribaron a un lugar frondoso, habitado por gente muy diferente de los africanos.

Dice Gregorio García que las islas Gorgades (frente al Cuerno Hesperio) donde, según Plinio llegó el navegante cartaginés Hanón, eran las Islas Cabo Verde, y que tanto Plinio como Solino afirman que entre las islas Hespérides y las islas Gorgades hay 40 días de navegación. Pero entonces las Hespérides no podían ser solo las Islas Azores o Canarias. García cita a San Isidoro, quien reprodujo el siguiente texto de Solino: ''Las islas Hespérides (como Sevoso afirma) se apartaron de aquel Cabo de las Gorgonas a los golfos muy adentro de la Mar, navegación de 40 días''. De esto infiere el padre dominico que se trata de las islas de Barlovento. 

La primera hipótesis monogenista del origen de la humanidad

Antes de seguir con el tema de los predescubrimientos de América, un comentario. A veces se dice que el descubrimiento de América por Cristóbal Colón fue una ''estafa'' organizada con la Corte de Castilla para justificar ''el primer reparto colonialista del mundo'' con el Tratado de Tordesillas, ocultando luego los viajes que se habrían hecho hasta América desde Escandinavia, Inglaterra, Francia o China. Esto es más bien al revés.

Del tratado sobre El Origen de los Indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales surge que no quedó en el mundo pueblo pasado ni contemporáneo (para Gregorio García) que no hubiera descubierto América, ni siquiera sus adversarios o competidores los ingleses, franceses, noruegos y daneses. Indigna leer cómo, muchas hipótesis sobre el origen de los indios americanos, presentadas como propias por eruditos ''occidentales'' en sus libros y congresos no son otra cosa que un plagio de las hipótesis ya conocidas por los españoles de los siglos XV, XVI y XVII, e incluso, demostradas con las mismas pruebas. Estas fuentes españolas no son ningún misterio y están al alcance de todos, pero no se citan los autores y en cambio se reproducen sus ideas u observaciones bajo la firma de otros.

Pero este plagio ha sido selectivo, porque así como se insiste con las hipótesis del descubrimiento de América por los chinos, los africanos o los nórdicos -hipótesis que los españoles ya conocían- se ignora todo el capítulo de las exploraciones de los pueblos de la Península ibérica e incluso llegó a proscribirse durante el siglo XX y por parte de la ''comunidad científica'' ''occidental'', la ruta del Atlántico como probable vía del poblamiento de América; así como las hipótesis de poblamiento en fechas anteriores a los 10.000 años. (Ya veremos cómo hace más de 10.000 años justamente, los pueblos ibéricos pudieron tener condiciones ideales para emigrar a América).

Los españoles fueron -y los hispanos fuimos- los primeros que plantearon la hipótesis monogenista del origen del homo sapiens sapiens u origen único de la especie humana, hoy demostrado con estudios de ADN; buscaron toda clase de semejanzas entre pueblos diferentes, situados en lugares muy alejados entre sí, con costumbres aparentemente opuestas; y también fueron los primeros en plantear que en definitiva, las evidencias del primer descubrimiento de América deben ser buscadas en los relatos de los propios indios americanos, a los cuales Gregorio García dedica todo un capítulo de su tratado. Pasaron siglos antes de que estas ideas resurgieran.

Y en el otro extremo ideológico del asunto hay que aclarar que estos predescubrimientos no desmerecen los descubrimientos de los españoles hechos con las técnicas del Renacimiento, sino que muy por el contrario, demuestran cómo fueron la suma del conocimiento de la época, al sintetizar e integrar miles de observaciones dispersas, citando, sin embargo las fuentes originales en lugar de ocultarlas, cosa maravillosa para nuestra época.

El Padre Gregorio García fue uno de los defensores de los testimonios orales de los pueblos como tan importantes como los documentos escritos (Lo que hoy llamaríamos ''Historia Oral''). Tema que desarrolla en la siguiente página de su libro:


Libro V, Capítulo I, de El Origen de los Indios del Nuevo Mundo.
Este capítulo se titula''De lo que cuentan los indios de su origen''.



























Fray Gregorio García compara las costumbres de los antiguos íberos (según Estrabón) con los indios americanos y halla que son las mismas. Tiene en cuenta también las simpatías que muchos indígenas americanos profesaban hacia los españoles, ''como los guaraycos de Santa Cruz que se dicen 'defensores de los españoles' y los estiman mucho''

''[...] Quien con atención hubiere leído las costumbres que de los indios habemos referido y el modo de vivir que tuvieron antiguamente y aún tienen hoy día, echará de ver cuánto se parecen a las referidas de los españoles, y cómo no será muy dificultoso de creer, que los primeros pobladores de las Indias fueron de España en tiempos del Rey Hespero''. (El Origen de los Indios del Nuevo Mundo, Libro IV, pág. 172). 

¡El español siempre buscando lo humano universal en todos los pueblos! Filosofía de la empatía. Claro, no es que en España no estuvieran despuntando además las primeras tesis colonialistas (filosofía de la antipatía) pero estas eran mucho más populares fuera de España, entre sus rivales (Holanda, Inglaterra, Francia) que dentro de España. Gregorio García escribe su obre a modo de contestación. Ahora vamos a ver cómo el tratado de García es toda una obra de demolición de la ciencia etnocéntrica para reemplazarla por una ciencia humanocéntrica, abordando multitud de problemas todos al mismo tiempo, con el desorden o caos creativo que era propio del pensamiento erudito (que tanto placer nos causa a quienes nos gusta sumergirnos en esta forma de pensamiento, sobre todo porque el pensamiento que ama los detalles parece ser de origen femenino, mientras el pensamiento que ama las generalizaciones parece ser de origen masculino), en medio del cual despuntan tesis que hoy están plenamente vigentes.

Según los cálculos de cronología bíblica de Fray Gregorio García el poblamiento de América por la gente de Hespero, de linaje indoibérico (es decir, ''descendientes de Noé''), se habría producido hacia el año 3264 antes de su presente (antes del año 1606), es decir, en el año 3670 antes de nuestro presente, o también, ''350 y 370 del Diluvio''.

Señala el Padre dominico ''que en unos edificios antiguos que hay en el Perú junto a la ciudad de Huamanga, a la orilla del río llamado Vinaque [...] refiere Cieza que se halló una loza en la cual había escritas letras que parecían griegas''. Op. cit., pág. 188.

El Padre García fue uno de los defensores de la hipótesis de que en Perú coexistieron dos tipos de escritura: una en base a grafías, otra en base a hilos y nudos o quipus. La primera se abandonó por considerarse poco práctica y se desarrolló en cambio, la segunda. García creía que las dos indican un grado importante de civilización, y que ninguna es superior a la otra; sin embargo, todavía sigue apareciendo en los manuales escolares la idea irracional de que ''los indios del Perú no tenían escritura; tenían quipus''.

El fraile dominico planteó que antiguamente los chinos también habían usado quipus, pero que disponían de un sistema paralelo de grafías (ideogramas, pictogramas) al que rendían un culto especial, por lo cual abandonaron el sistema de quipus. Vamos a citar a García porque su razonamiento es muy claro y ayuda a disipar prejuicios modernos sobre sistemas de escritura (y por lo tanto sobre la categorización de los pueblos como históricos o prehistóricos):

''Esta multitud de figuras [grafías] causó que los chinos perdiesen el uso de los quipus o hilos y ramales (si no se conservan en algunas partes distantes de la Corte [de Beijing]), creyendo más sabios a los que más figuras conocían y entendían, con que poco alivió a la memoria la impresión que dicen Pedro Gregorio, Mafeo, y otros, que inventaron antes que en Europa''.

Página del Origen de los Indios, donde el P. García analiza las rutas que pudieron usar para poblar América los 
''chinos'' (chinos o austronesios) y los ''tártaros'' (mongoles o siberianos) 






''Los mexicanos [nahuas: aztecas, mixtecas, etc.] prosiguieron usando las figuras [jeroglíficos, pictogramas] aunque conservando las que sus progenitores sacaron de China [ideogramas; García pensaba que los chinos habían sido los antepasados de los indios de México]. Los peruanos [también descendientes de chinos, según García] casi las dejaron; y lo contrario sucedió a los chinos, dejando los quipus por las figuras''. (Op. cit., pág. 245).


Página de El Origen de los Indios... donde Gregorio García estudia el tipo de escritura de la inscripción de una moneda toledana o gótica hallada en España, comparándola con la escritura rúnica de Escandinavia.



Ahora vamos a explicar qué es esto de que las letras de la loza hallada en Huamanga ''parecían griegas''. Si ustedes comparan, aunque más no sea (y esto corre por cuenta de la autora de este artículo), las grafías que el cronista Guaman Poma pone en el tocapu o bordado del vestido del Décimo Inca, con distintas versiones del signario ibérico, o sistema de grafías usado por los antiguos ibéricos, hallará lo que sigue:


























El último signo no se encuentra en el tocapu del vestido del Décimo Inca, pero se encuentra bordado en el vestido de otros Incas.

Ahora, si nos proponemos comparar más signos entre sí, e incorporar a nuestra comparación el signario líbico o líbico-púnico, se multiplican las coincidencias. Vamos a hacer ahora una comparación muy artesanal y muy casera, no muy prolija, pero sí productiva.

En la primera lámina, arriba, a la izquierda, signarios o sistemas de signos encontrados en diferentes regiones de la Península ibérica. A la derecha dos láminas del manuscrito de Guaman Poma donde se puede ver un signario casi igual bordado en los vestidos de los Incas, y que hemos señalizado con rojo. 






Comparemos ahora las analogías gráficas íbero-quechuas: hay un grupo de signos que son casi idénticos. Son los siguientes. Del signario ibérico:
De los tocapus de los vestidos del Décimo y Noveno Inca, cuyos nombres son Topa y Pachacuti, según el cronista indígena Guaman Poma, que conocía bien su propia cultura y la cultura española (aunque no sabía nada sobre signarios ibéricos antiguos), son los que siguen:

No podemos decir que con esta información estemos en condiciones de ''leer'' ninguno de los dos signarios; porque sería como pretender leer griego con el alfaberto latino o latín con el alfabeto griego. No tenemos la ''piedra del Roseta'', un documento bilingüe donde se hayan usado los dos códigos; simplemente hacemos constar que se trata de sistemas de signos con muchas grafías en común.

En la siguiente lámina se comparan los signos bordados en el vestido de un Inca con los signos de un antiquísimo grabado rupestre en Libia y se observan también coincidencias:





Pero comparemos comparemos ahora los signos de estas láminas con el tipo de escritura popular que continúan usando los indígenas de Bolivia:
Pergamino de Sampaya, Península de Copacabana, Bolivia.
Escritura hacha con tinta de ñuñumayu sobre cuero de oveja.
Se lee en zigzag de abajo arriba comenzando por la derecha.
Contiene rezos católicos. Fuente: Lámina de la pág. 296 del libro
América en la Prehistoria Mundial, de Ibarra Grasso, Ed. Tea
España, 1982.






























Sobre el origen común de los españoles y los indios americanos

Convencido Martín Barco Centenera (1540-1605), autor del poema épico La Argentina, de que los españoles y los indios tupí procedían de un común tronco indoibérico desde los tiempos de Noé, cantó la hazaña del descubrimiento de América del Sur por los antepasados de los tupí-guaraní en los siguientes términos:

''Expulsos de la tierra [de España], fabricaron/ los barcos y bateles que pudieron/ y a priesa muchos de ellos se embarcaron,/ y sin aguja al viento velas dieron/ A las furiosas aguas se entregaron, / y así de Extremadura se salieron; / y a las islas, que dicen Fortunadas, / aportan con sus barcos destrozados''.

'[...] Llegando, pues, allí, ya reformadas/ sus barcas y bateles, con gran brío,/ tornáronse a entregar a las hinchadas/ ondas del bravo mar a su albedrío. /Los barcos iban rotos, destrozados,/ cuando tocaron tierra en Cabo Frío,/ que es tierra del Brasil, yendo derecho/ al Río de la Plata y al Estrecho''.


Cabo Frío es el lugar donde, según un antiquísimo relato, desembarcaron los primeros humanos, los hermanos Tupí y Guaraní. El registro arqueológico nos dice que el sitio estuvo poblado hace 6.000 años. 

Del texto de Barco Centenera se desprende que estos indoibéricos habrían sido los primeros exploradores del Océano Atlántico. (En el año 2012 se descubrieron pinturas rupestres en las islas Azores). 

¿Qué se piensa hoy sobre el tema?

En el siguiente mapa, las líneas de color unen puntos de Europa y América donde pueden encontrarse los linajes Q, B y C (desde tiempos prehistóricos) según los estudios de ADN mitocondrial o femenino (ADNmt) y del cromosoma Y o masculino (ADN-Y):







De donde surgiría que los linajes Q (ADN-Y) masculino en color rojo; B (ADNmt) derivado de R (ADNmt) femenino en color naranja; y C (ADNmt) derivado de M (ADNmt) femenino en color amarillo, son los hilos de la urdimbre del linaje común prehistórico indoibérico postulado a principios del siglo XVII, sin que el color de la piel, del pelo o de los ojos tengan nada que hacer en la determinación de estos linajes, porque esas manifestaciones del fenotipo son producto de una ínfima fracción del genotipo o herencia genética de un individuo.

Señales de la Atlántida

Tanto Barco Centenera como Gregorio García y otros defendieron la existencia de una antigua civilización común llamada Atlántida o Atlantis cuyas huellas eran visibles (según ellos) todavía a principios del siglo XVII:

''Y así, a muchos pilotos yo he oído/ que navegando han visto las señales/ y muestras de edificios que han habido/ (cosas son todas estas naturales,/ que bien pueden haber acontecido)/ por donde los Tupís descomunales/ irían fácilmente a aquellas partes,/ buscando para ello maña y artes''. (Barco Centenera, La Argentina).

''Hermógenes Atenienses -cita Gregorio García- refiriendo la historia que de su abuelo había escuchado dice: 'Tiénese por cierto y se sabe por tradición, que nuestra ciudad resistió los tiempos pasados a innumerable copia y número de enemigos, que saliendo del Mar Atlántico habían tomado y ocupado casi toda Europa y Asia, porque entonces aquel Estrecho [...] era navegable, teniendo a la boca y casi a las puertas de las Columnas de Hércules, como vosotros soléis llamar, una Isla de tanta grandeza que dicen haber sido mayor que África y Asia juntas; desde la cual había contratación y comercio a otras islas, y de estas islas a la Tierra-firme y Continente, que estaba frontero de ellas, vecino del verdadero Mar''. (Libro IV, pág. 142).


Reconstrucción  a partir del cráneo del rostro
de una mujer indígena de aspecto africano
que vivió hace unos 11.000 años en Brasil.













¿Qué es la Dorsal atlántica, después de todo?

Este es el aspecto que tomaría la Dorsal atlántica (cordillera submarina) si el nivel de las aguas del Océano Atlántico descendiera de forma significativa. Hace 11.500 años, en la fecha que los griegos decían que sus antepasados lucharon con los atlantes (9.000 años antes de su presente), el nivel de los mares y océanos era 150 metros más bajo que ahora. Y hace 11.500 años, la región de Atenas (el Ática) ya estaba poblada.




En algunos casos el nivel del Atlántico tendría que bajar varios kilómetros para que se formara un puente de tierra. Pero es interesante saber exactamente qué lugares sumergidos del Océano quedarían libres de las aguas si el nivel del Atlántico bajara 150 metros, tal como ocurrió hasta hace 11.500 años. En este mapa se indican con los colores amarillo claro, añil, violáceo claro, y diversos tonos de naranja y marrón claro:




De todas maneras esta sería una civilización acuática, con muchos palafitos, puentes e islas artificiales uniendo los islotes naturales, y sobre todo, muchos canales, a manera de una gran Venecia, tal como la describió Platón y tal como son muchos pueblos de palafitos en América del Sur.

Es importante el dato de la existencia de un episodio climático conocido como Younger Dryas. Hace 12.900 años una gran cantidad de agua estaba retenida en los glaciares, es decir que el nivel de las aguas era unos 150 metros más bajo. Esta situación se mantuvo durante 1.300 años (es decir, hasta hace 11.600 años) al cabo de los cuales los glaciares cedieron, y una gran masa de agua se volcó sobre los continentes. Pero además el régimen de vientos cambió, se formaron temporales en el Hemisferio Norte que antes no existían, así como los actuales huracanes, y todo esto pudo dar la sensación de que la Atlántida se hundía en un día y una noche.

Es de imaginarse el desastre que esto provocaría: los frágiles palafitos de madera serían completamente destruidos y arrastrados en todas direcciones; los cultivos y canales se anegarían por completo; las islas, huertos y jardines artificiales quedarían arruinados; los huracanes destrozarían las embarcaciones; los puentes colgantes serían arrancados; los diques y los acueductos, que transportarían agua de lluvia estallarían, muriendo de sed la población por falta de agua dulce en medio del exceso de agua salada; los bloques de piedra caerían en el fondo de los abismos marinos, reconocibles solo por algunos buzos actuales por su forma geométrica, no natural.


Pirámide submarina detectada cerca de las Islas Azores. 26/09/2013.










Diluvios, inundaciones y el origen de las palabras de raíz atl.

Pensaba Fray Gregorio García que una prueba etimológica de este pasado se encuentra en la raíz náhuatl atl, que significa agua, y que contienen muchos topónimos, fechas del calendario y nombres de deidades, mientras que tlán es tierra o lugar. Observaba que ninguna otra lengua tiene uso tan frecuente del sonido tl.
''La mayor parte de las personas nacidas bajo este signo
tenían un triste fin, y si conseguían alguna felicidad,
gozaban de ella poco tiempo''










Debajo, relato de un episodio desgraciado de ahogamiento colectivo al final de un ciclo de 52 años (Figura 1):


Lectura: ''En el año 2 Acatl, al final del ciclo de 52 años, cuando en el Templo se hace la ceremonia del Fuego Nuevo; el cielo se oscureció, cubriéndose el sol; la tierra tembló; y las aguas incontenibles del río Tusac, arrastraron consigo a 200 guerreros, que fueron carne de buitres, allá, en Huixachtitlán''.




























En pocas culturas es tan evidente la reminiscencia de un trauma colectivo de ahogamiento. Además de esta creencia de que el mundo podía inundarse cada 52 años, cada nueve días, o cada mes de febrero, la Leyenda de los Soles dice que durante la era llamada Atonatiuh (Sol de Agua) llovió tanto que todas las criaturas, incluidos los antepasados de los hombres actuales, ''se convirtieron en peces''. 

Y este miedo a ser exterminados, a que el mundo fuera aniquilado mediante el exceso o desequilibrio de cualquiera de sus cuatro elementos (agua, fuego, aire, tierra) si no eran complacidos los dioses, los predispuso a practicar sacrificios humanos (como los antiguos griegos y romanos) para renovar, con la sangre humana, la energía vital del universo y de esa forma, impedir la destrucción de su propia era, regida por el orden cósmico del Ollintonatiuh o Sol del Movimiento.

Los indios mexicanos dominaban además la ingeniería de construcción de ciudades sobre palafitos de forma admirable. Como lo demuestra este video donde se explica el procedimiento para erigir la ciudad de Tenochtitlán sobre el lago Texcoco en el Anáhuac. (Dejemos de lado el placer ''imperial'' que le provoca al narrador del documental, de origen yankee).


La capital de los aztecas, Tenochtitlán, una ciudad erigida sobre las aguas.

Pero esta tecnología no surgiría de la noche a la mañana sino luego de siglos de civilización hidráulica, ''allá, en Aztlán'' (¿la Atlántida?):


Parte 3 http://www.youtube.com/watch?v=7P0t69jE4NQ

Parte 4 http://www.youtube.com/watch?v=MLBDK7m-asI


Las misteriosas Islas del Oeste

Los eruditos del Renacimiento eran entusiastas seguidores de las tradiciones antiguas. Estas indicaban, como afirmaban el griego Heródoto y el romano Plinio, que en el siglo VI a.C., una flota fenicia a las órdenes del faraón Necao circunnavegó en tres años el continente africano, explorando las costas de Marruecos, el Sahara Occidental, las islas Madeira y Canarias. Se sabía también que en el año 500 a.C., Hanón había navegado la costa Oeste del África negra e Himilcón la costa Oeste de Europa, teniendo al Sol a su derecha -o sea, hacia el Norte-, durante una parte del trayecto. 

Se especulaba sobre la posibilidad de que algunas descripciones de islas de Hanón e Himilcón se refirieran a las Antillas, como lo hizo Fray Gregorio García en su tratado sobre El Origen de los Indios del Nuevo Mundo, donde planteó la posibilidad de que estos fueran descendientes de fenicios y cartagineses. Está claro que el Padre García no era el único que planteaba estas hipótesis, y que había europeos de varias nacionalidades tratando de probarlas, pero el autor que elegimos es un buen representante de este campo de estudios.

Africanos en América antes de Colón

El Padre García presentaría una hipótesis todavía más interesante que los viajes fenicios y cartagineses, es decir púnicos, hasta América. Escribió que cuando el comercio púnico desplazó al ibérico y libio en el Mediterráneo (lo cual incluyó la destrucción de Tartessos), estos pueblos debieron emigrar a las islas del Oeste, en particular a las islas Canarias.

Pone como ejemplo las coincidencias lingüísticas entre los guanches de las Islas Canarias y los pueblos del Norte de África: 

''Demás de lo referido en las Islas de Canarias que es donde primero es natural llegasen, si creemos a Gomara, se conservaron voces africanas como Telde y Ayatirma, pues Telda es provincia de África; y la semejanza de la lengua occidental de África se puede argüir de la palabra Achuchacanan (Altísimo) en que entendían a Dios; Achuherahan (Tres veces máximo); Achguayaxerax (Conservador de todo); Guatoya (Diablo); Echeyde (Infierno) [...]''. (Op. cit., pág. 255).

Pero el Padre García va más lejos y piensa en migraciones de etíopes. Después de explicar que entre los indios americanos hay un pueblo que afirma que sus antepasados (prehispánicos) provienen del Golfo de Guinea (los de Quarequa) escribe:

''La ocasión de haber aportado a Indias los etíopes cuyo imperio era antiguamente poco conocido fue el comercio (que aun con España según Peñaloza) tenían con las Islas y Tierras del Atlántico, donde dejaron algunas costumbres como la circuncisión en la isla de Caracombe, y en algún viaje, embestidos de tormentas, perdido el tino a su navegación con la violencia, dejándose gobernar por la furia de los vientos, dieron casualmente en Yucatán [...] y en Yucatán es tradición que los pobladores vinieron por Mar de hacia Oriente o Ceniaj''. (Op. cit., pág. 258).


Indio yucateco de aspecto bantú 
(siglo XIV)
Créditos: Iván Van Sertima
En realidad, conocemos un documento egipcio del siglo XIV que nos habla de una expedición que el Rey de Malí organizó a las tierras del Oeste, a través del Océano Atlántico. Este Rey no es otro que el que aparece representado en el Atlas Catalán de 1389, donde, por cierto, las islas de Occidente aparecen representadas con todo detalle:












En el año 1325, Mansa Musa I (1307-1332) hizo un célebre viaje por el mundo, con la intención de dar a conocer la riqueza del Reino de Ghana-Malí, fundado en 1235 por Sumaoro Kannte. Desde 1255-1270, bajo la dirección del Mansa Ulé, este Reino controlaba el comercio transahariano.

Así que cuando en 1325, Mansa Musa I hizo su peregrinación a la Meca, fue tanto el oro que -como propaganda- repartió por el camino, que hizo bajar su precio en el mercado internacional. Desde entonces Egipto, el Magreb, Italia y Portugal, se interesaron cada vez más por Malí. Lo cierto es que Musa I hizo una larga parada en El Cairo. Allí contó que Abubakari II, había muerto en una expedición marítima, en 1311, ''porque este soberano no quería entender que era imposible llegar al extremo del mar circundante; él quería alcanzarlo e insistió en su intento''.
Indio americano de aspecto bantú.
Figura hallada en Oaxaca. 

Siglo XIV. Créditos: Iván Van Sertima
Un escribano egipcio tomó nota: hubo dos expediciones. En la primera, se enviaron 200 navíos ''llenos de hombres, y de muchas cosas de oro, agua y víveres, en cantidad suficiente para años''. Ya en la segunda, zarparon 2.000 barcos. (Historia General de África, ''Siglos XII a XVI'', Editorial Tecnos/Unesco, 1982, pág. 169).

Indio mochica de Perú con aspecto africano
Año 600 d. C. Créditos: Iván Sertima

El contexto de Fray Gregorio García. Las islas del Oeste en los mapas europeos y en la imaginación ibérica.

En los mapas anteriores a 1492 aparecen al Oeste de Europa una o varias islas Antilias de considerable tamaño, como en este mapa de Albino de Canepa de 1489. De ahí que las islas del Caribe fueran llamadas Antillas, y que Cristóbal Colón tomase posesión de las Antillas como islas europeas del Oeste, mientras buscaba al Gran Khan, que según el globo de Martin Behaim no podía estar muy lejos... a tal punto que preguntaba a los indios de Cuba por China. Confusión reforzada todavía más por el hecho de que en algunos mapas, la isla Antilia se representaba igual que Cipango (Japón) y muy cerca del meridiano de las islas Azores y Canarias.



En nuestro artículo ''¿Cuál fue el sentido del Tratado de Tordesillas?'' explicamos qué fácil era pensar que las islas que se iban descubriendo hacia el Oeste eran islas europeas; no existían criterios geográficos modernos para determinar en qué momento uno estaba cambiando de continente, y muchos menos que ese nuevo continente fuera América. 

Y a esto sumemos la existencia de una doctrina medieval cuya autoría se atribuía al mismísimo Emperador Constantino el Grande (la doctrina ''omni-insular'') según la cual todas las islas del Oeste de Europa se hallaban bajo la protección papal. Reforzaba esta doctrina la creencia de que las islas Antilias no eran otras que las islas de San Brandán, misionero de origen celta que merecía, obviamente, la protección del Papa.

Esta tradición tendría luego consecuencias inesperadas, cuando los primeros misioneros católicos en América, preguntando si aquí había predicado Santo Tomás, llegaran a descubrir o mejor, a creer que descubrían, las huellas fosilizadas del santo; creencia aprovechada por los indios tlaxcaltecas para decir que ellos habían recibido el mensaje evangélico antes de 1492, de lo cual resultaba nulo uno de los Justos Títulos de España en América, el de la predicación del Evangelio...

Herederos de la tradición geográfica greco-romana

La erudición renacentista también conocía, a través de la Antigüedad greco-romana, de ''Aristóteles'' (Seudoaristóteles) y Plinio, la hipótesis de la esfericidad (mejor, de la forma geoide) de la Tierra, y proponía que era posible llegar a la India por el Oeste.

Cartagineses en América

''Como afirma Aristóles [Seudoaristóteles, 'De las cosas maravillosas'] en el Libro II, 'Del Cielo y del Mundo', donde dice que desde las Indias se puede pasar a Cádiz en pocos días [...]''. Agregaba Plinio ''que los cartagineses han navegado por el Atlántico a una isla fertilísima llamada Antilia a no más de 200 leguas [unos 1.000 km] al oeste de las islas Azores''. Uno de los que leía y anotaba estos comentarios de autores antiguos era Cristóbal Colón.

''[Plinio] en el Capítulo 31 del Libro VI, y Solino, en el Capítulo 68, 'De las cosas maravillosas del mundo', dice que desde las Islas Gorgónicas, que se cree ser las de Cabo Verde, hay 40 días de navegación por el Mar Atlántico hasta las Islas Hespérides, las cuales tuvo por cierto el Almirante que fuesen las de las Indias''. (Hernando Colón, Op. cit., Cap II).3.

Indios americanos en Europa antes de Colón

Según un testimonio del escritor romano Cornelio Nepos, ''al Procónsul de la Galia [Quinto Metelo Celer], le fueron presentados por el Rey de Suevia, ciertos indios [sic], los cuales navegando desde la India, por causa de contratar, habían sido arrastrados con tempestades y fortunas a Germania'' (Plinio el Viejo, Historia Natural, Libro II, Cap. LXVIII).

Como es evidente que ninguna tormenta podría arrastrar a comerciantes de la India ni de China hasta la costas de Francia o Alemania, lo más lógico es pensar que se trataba de mercaderes indoamericanos o africanos. Utilizarían la corriente del Golfo para llegar al Mediterráneo y fueron desviados más al norte por una tormenta. En el Libro XVII, párrafo 10, el mismo Plinio informa que se ha introducido en Italia un ''mijo de la india'', que describe de forma muy parecida al maíz o al sorgo.

Contactos como este pudieron haberse producido siglos antes de Roma. He aquí un pectoral micénico (1580-1100 a.C.) hallado en Grecia. El personaje central recuerda a un jefe indígena americano por sus plumas, orejones, ojos oblicuos, faldellín, tobilleras y brazaletes. También podría ser un libio o un filisteo. Todavía nadie ha sabido explicarnos quiénes fueron los ''pueblos del mar'' que atacaron el Mediterráneo antiguo.


Esta pieza fue hallada por Schliemann en Micenas, Grecia. Es del año 1600 antes de Cristo y se lo ha interpretado como el dios Bes egipcio, el cual se supone de origen indio o indonesio. Pág. 269 del libro ya citado de Ibarra Grasso.













De Plinio a Cristóbal Colón

Si uno se arma de paciencia y hace una lectura atenta del extensísimo y engorroso tratado de Historia Natural de Plinio, con lápiz y papel a mano, surge de sus descripciones todo un Mapamundi, con un continente intermedio entre Europa y la India, Antíctono, cuyos habitantes serían los atacos, en el Hemisferio de los Ascios, y entre el Mar de Atlas (más allá del Meridiano de las Islas Afortunadas) y el Mar de Eoo, que el griego Alexandros había navegado.


























Romanos en América

Dice Fray Gregorio García que ''en tiempo que los Romanos eran Señores de España'' continuaron los viajes que había iniciado el íbero Hespero. Y cita a su contemporáneo Maluenda, quien dice lo siguiente:

''No pasaré en silencio en este lugar una cosa que es muy memorable y digna de que se sepa, mayormente por haber sido, según pienso, pasado por alto de otros que han escrito. En cierta parte, que se dice ser de la Tierra Firme de América [Centroamérica o el Norte de Suramérica], de do era Obispo Juan Quevedo de la Orden de San Francisco, hallaron unos hombres mineros, estando cavando y desmontando una mina de oro, una moneda con la imagen y nombre de César Augusto, la cual, habiendo venido a manos de Don Juan Rulfo, Arzobispo Consentino, fue enviada, como cosa admirable, al Sumo Pontífice. Cosa es esta que quitó la gloria y honra a los que navegan en nuestro tiempo, los cuales se gloriaban haber ido al Nuevo Mundo primero que otros: pues con el argumento de esta moneda parece claro que fueron a las Indias mucho tiempo ha los Romanos''. (Libro IV, pág. 174).


Representación de la piña o ananá entre los romanos, la cual se supone que es una fruta tropical nativa de América del Sur. Sitio: http://rogueclassicism.com/tag/ivan-van-sertima/


Gregorio García reúne una extensísima lista de concordancias lingüísticas tupí-latinas entre las cuales refiere las siguientes: ''En Brasil llaman anga al alma, ara al aire, potia al pecho, pial al pie, aya a la abuela [...]''.

La embajada de Trapobana o el descubrimiento del Atlántico desde el Pacífico


A estas referencias, añadía Plinio en su Historia Natural, la descripción de una embajada de gente de Trapobana. Considerando el periodo histórico en que vivieron Plinio y Claudio, estos hechos debieron ocurrir entre los años 50 y 55 d.C. (Un poco después de aquella fecha, los malayos comenzaron la colonización de Madagascar en la ruta hacia el Mar Rojo por donde llegarían también a Roma). 

Lo que les faltaba a los romanos después de todo esto era recibir una visita de los ''indios'' de Asia-Oceanía (Trapobana), de manera de poder despejar la incógnita sobre si los ''indios'' de Asia-Oceanía eran los mismos ''indios'' de América (Antíctono):

''Mucho tiempo se ha tenido por cierto ser la Trapobana, otro orbe de la tierra [¿un continente?], llamándola Antíctono''. (Plinio, Historia Natural, ibídem).

¿Por qué Plinio tenía la duda? Porque existían dos tesis griegas sobre la distancia del Océano que Alexandros había navegado, y que los greco-romanos se lo imaginaban como un Golfo, el ''Magnus Sinus'':


Página del ya citado libro del Ibarra Grasso donde se reproduce un mapa antiguo con el Magnus Sinus





¿Cuál era el problema científico de la época? El problema era cuál de estos dos autores estaba en lo cierto, que discrepaban sobre la distancia entre el meridiano de Canarias y Catigara (actual Trujillo en las costas de Perú, la Chan Chan precolombina):




Porque de ello dependía que se imaginaran el Pacífico como un Océano (''Gran Mar del Océano'' del mapa reconstruido de Plinio) o simplemente como un Golfo, y además eso depende de si nos ubicamos cerca del Polo Norte o a la altura del Ecuador. Y de esto depende, por otro lado, que si yo doblo el mapamundi formando un cilindro, Catigara quede muy cerca del meridiano de Canarias. (La medida de la circunferencia de la Tierra ya la había calculado Eratóstenes siguiendo métodos trigonométricos).





Agrega Plinio que esta incógnita se ha despejado en época moderna (los romanos llamaban ''moderna'' a su época, palabra que procede del latín), por haber recibido Roma, en tiempos de Claudio, cuatro embajadores del Reino de Trapobana, que afirmaron ser este una isla. Uno de ellos se llamaba Raquia, y vestían ''como los árabes'' (de época romana), o sea como los árabes preislámicos.


Colosos de piedra encontrados en Arabia que permiten comprobar cómo se vestían los árabes preislámicos: falda con un cinto, faja o ceñidor en la cintura. Créditos: Agencia EFE, El País.




Eran cuatro morenos espléndidamente vestidos. ''Se admiraron al ver la Estrella Polar y las Pléyades, como si se tratase de un nuevo cielo'' anotó Plinio. 


Tipos de faldas usadas en Oceanía

''Allí no hay observación alguna de estrellas en la navegación, ni se ve el Septentrión [la Estrella Polar]: pero llevan consigo voladoras aves, y las sueltan muchas veces; van siguiendo su vuelo, el cual hacen a sus tierras, y no navegan más de tres meses del año. Guárdanse grandemente del solsticio por cien días, porque entonces está aquel mar, frío y tempestuoso''. Plinio el Viejo, Historia Natural, ''La isla de Trapobana'', Libro VI, Capítulo XXII. 

El descubrimiento de los mares del Sur

Parece una adivinanza, pero era el tipo de acertijos de origen antiguo, sobre los que gustaba reflexionar Cristóbal Colón. ¿En qué parte del mundo la Estrella Polar y las Pléyades no son visibles, el mar está frío y tempestuoso durante una temporada del año y la gente se orienta por el vuelo de las aves? 

Hay indicios que sugieren que se trataría de un pueblo situado en el Trópico de Capricornio, esto es, hacia los 23º 26' 16" de latitud Sur o todavía más al Sur, donde encontramos Madagascar y Australia.

Plinio describe Trapobana de la siguiente manera: ''Comienza en el Mar Eoo y se extiende desde el Oriente hasta el Ocaso de la India'' (Al Oeste de la India se halla Madagascar). En su descripción de Asia (Libro VI), Plinio menciona a Paliputra, en el Golfo de Bengala y a Patale, en Camboya, como ciudades de la India, lo cual sugiere que para los romanos, como para los chinos, India e Indochina eran una misma región geográfica.

Trapobana, según Plinio, se extiende de forma paralela, frente a la India -entendida de esta manera-, de un extremo al otro, pero en el Hemisferio Sur: ''Admirábanse sus embajadores de ver nacer en nuestro hemisferio la Estrella Polar y las Pléyades como en un nuevo cielo''. Para quienes resultaría más evidente el cambio, sería para los pueblos de la región circumpolar, al sur de ''Trapobana''. Las constelaciones de esta zona -Ave del Paraíso, Altar, Quilla, Camaleón, Compás, Cruz del Sur, etc.,- no coinciden con las del Hemisferio Norte. Las constelaciones del Hemisferio Norte se pierden totalmente de vista al Sur del Trópico de Capricornio.

Una vista más detallada de la región, permite apreciar un rosario de islas entre América del Sur y la Península Antártica, en el Océano Atlántico, entre el Océano Índico y el Océano Glacial Antártico, y entre la Antártida y el sur de Australia y Nueva Zelanda. La proximidad de estos archipiélagos permitiría cubrir los cuatro océanos en un solo viaje.




























Los detalles que proporciona Plinio son los siguientes:

1. Solo es posible navegar tres meses en el año. Son los tres meses del verano austral. En invierno se forman banquisas de hielo hasta los 65º S en el Pacífico y hasta los 55º S en el Atlántico. La temperatura en el Océano Glacial Antártico oscila entre los 4º y los -2º. Las corrientes marinas se mueven tanto en dirección este como oeste; las aguas cálidas y frías de todos los océanos se mezclan entre sí. Al sur del Océano Índico y del Atlántico Sur, rotan de forma circular.

2. Se cuidan del solsticio de invierno por 100 días y no se guían por las estrellas. En el Hemisferio Sur, el solsticio de invierno se produce entre los días 20 y 23 de junio. Los 100 días se cumplirían a principios de octubre. Con esto queda descartado que puedan utilizar las constelaciones que son visibles en el área circumpolar durante este periodo: Telescopio (12 de julio); Pavo (14 de julio); Indio (10 de agosto); Octante (23 de agosto); Grulla (28 de agosto).

Pero además no navegan realmente hasta el solsticio de verano, y entonces lo hacen durante 3 meses, es decir, entre el 21 de diciembre y el 21 de marzo, hasta el equinoccio de otoño. En este periodo, de las 24 constelaciones visibles en la región circumpolar, solo pueden observarse 4: Pez Volador (17 de enero); Quilla (4 de febrero); Velas (14 de febrero); y Camaleón (1º de marzo). Hay que saber que en la Antigüedad, cuando se producía el solsticio de verano en el Hemisferio Sur, el Sol estaba en la constelación de Capricornio (de ahí el nombre del Trópico); en la actualidad está en Sagitario.

3. Se orientan por los movimientos migratorios de las aves. En la zona se registra una de las migraciones más importantes que se conocen: la del charrán o gaviotín ártico. Durante el verano septentrional, estas aves anidan en Groenlandia, Norteamérica y el norte de Eurasia.

Empiezan su migración hacia el sur a fines de agosto, se detienen un mes al norte de las islas Azores y a partir de allí se reparten en dos grupos: las que se dirigen al continente africano y las que siguen la ruta de Suramérica hasta Tierra del Fuego, con el objetivo de alcanzar la Antártida, adonde llegan en diciembre para pasar el verano austral. Son visibles en el mar, y no desde tierra. Emiten una gran variedad de sonidos de tipo nasal.

4. El mar es frío y tempestuoso. Además de las temperaturas promedio bajo 0 o cercanas a 0 ya señaladas, el Océano Antártico es uno de los más tempestuosos, por sus tempestades ciclónicas que se mueven en dirección al este.

5. La Antártida de Plinio. Hace 2.000 años, el nivel del mar era más bajo y caía menos nieve. 

Tal vez los romanos conocieron indirectamente o intuyeron las condiciones de existencia en los Polos por el siguiente comentario de Plinio:

''Porque como las partes del mundo sean cinco, a las cuales llaman Zonas; todo lo que está sujeto a las dos últimas, de uno y de otro lado hacia los Polos -este que se llama Septentrión, y aquel que está contra el llamado Austral-, es muy dañoso y un enemigo frío, de eterno rigor y hielo. En uno y otro lugar hay perpetua oscuridad''. Plinio, Libro II, Capítulo LXVIII.

En efecto, la noche polar es un fenómeno característico de los Polos, que consiste en que el Sol no puede verse durante 24 horas continuas, y al igual que el sol de medianoche, resulta dañino para la vida y para la salud humana.

El mapa de Piri Reis y otros mapas

No nos tiene que extrañar en absoluto que la Antártida se conociera desde la Antigüedad. Evidentemente hay una evolución que hizo posible este mapa ''imposible'' del año 1513 de Piri Reis, quien, a su vez, escribió en el margen del mapa que se había basado en mapas perdidos de Cristóbal Colón.














Entendemos mejor este mapa si miramos el mundo desde una perspectiva acimutal, la cual a su vez nos dará una perspectiva única de la proximidad geográfica de las tierras australes y de la importancia del Atlántico Sur, la continuidad geográfica entre América del Sur y la Antártida, y lo central que puede llegar a ser Madagascar. El Atlántico Sur se convierte en una especie de Mar Mediterráneo. Sospechosamente, la mitad derecha del mapa de Piri Reis se perdió:



































Detalle del mapa de Piri Reis, de 1513, donde se observa una continuidad entre América del Sur y la Antártida, donde se ven la Isla Grande de Tierra del Fuego, Islas Malvinas e Islas de San Pedro y San Pablo como un todo continuo, como si el Mar de Hoces (que separa Tierra del Fuego de la Antártida) no existiese:





Este mapa de Roselli es todavía más antiguo, es de 1508 y allí puede verse la Antártida:










El enfoque de Roselli es una perspectiva frontal, que también nos permite ver la proximidad de las tierras australes, pero con África en el centro, de este tipo:
























La perspectiva de Mercator es muy interesante. Este mapa es de 1587. Nos da a entender que uno puede llegar a cualquier parte del mundo circunnavegando la Antártida:



























Es un enfoque de este tipo, con el Océano Pacífico en el centro, donde el Atlántico Sur era una especie de Mar Mediterráneo, entre Nueva Guinea, la Antártida y América del Sur:



















































El de Schöner es muy anterior, pero la idea es la misma. En este mapa se puede ver, dicho sea de paso, el Estrecho de Magallanes, es decir, cuatro años antes de que Magallanes armara su expedición:      
Schöner, 1515

























Triángulo polinesio, una concentración de islas
entre Nueva Zelanda y Suramérica






































El misterio de los negros rubios

El siguiente dato que nos proporciona Plinio para poder localizar el origen de la embajada de Trapobana es el siguiente, un tanto desconcertante. Los embajadores de Trapobana dijeron que ''los seres están a la vista de ellos''. Pero no los chinos, indochinos, malayos o indonesios, exactamente, (Sérica=China), sino un pueblo del hemisferio sur ''que conocen por contratación, y que el padre de Raquia pasó allá [...] Son sus cabellos rubios, los ojos verdes, el sonido de la voz terrible, y con ninguno tienen comunicación de lengua''.

¿En qué lugar al Sur del Ecuador, hace 2.000 años, la gente tenía el cabello rubio y los ojos verdes? Esto parece una adivinanza, pero la respuesta podría ser Melanesia, incluída Australia. Sus indígenas -paradójicamente- tienen la piel oscura, pero el cabello rubio platinado con la misma frecuencia que los irlandeses. Los ojos son verdosos:











































Que esto es una condición natural que no tiene nada que ver con ninguna infiltración genética europea, lo demuestra el hecho de que el gen que produce el cabello rubio en Melanesia no es el mismo que produce el cabello rubio en Europa.

Sobre el color de la piel los romanos ni preguntarían, ya que se consideraba que la piel aceitunada era un indicio de virilidad. Estaba fuera de discusión que los hombres tuvieran la piel oscura y las mujeres y los niños la piel clara.

Pareja romana
Teseo salva a los jóvenes atenienses de ser devorados por el Minotauro
















                                                             






                                             



Melanesia es una región de Oceanía (definida así en 1832) formada por un conjunto de islas entre Nueva Guinea y Nueva Caledonia, cuyos habitantes tienen la piel oscura y además comparten una cultura común.
Teseo matando al Minotauro

Aunque no se incluye Australia como parte de la región, los australianos tienen también esta característica. Entre los melanesios hay hasta un 10% de rubios.



El origen de los austronesios

La embajada de Trapobana dijo a los romanos ''que están a la vista de los seres'', ''que los conocen por contratación'' pero que ''con ninguno tienen comunicación de lengua'', lo cual nos hace pensar que los de Trapobana debieron ser austronesios y no melanesios. Los austronesios son un grupo de pueblos originarios del sur de China, que se extendieron desde Hawai a Nueva Zelanda y desde Madagascar hasta la isla de Pascua o Rapa Nui. Se extienden por una serie de islas que forman un arco sobre Melanesia ''frente a las Indias'' como le explicaron a Plinio. Esto significa que Trapobana es Austronesia. Pero la embajada que visitó Roma venía de un lugar particular de Austronesia, que es muy extensa.

Migraciones austronesias. Créditos: Maulucioni (Wikipedia) basado en un trabajo previo de Christophe Cagé











El misterio de tener el sol a la derecha

Hay un indicio más que da Plinio, en este sentido, y es el siguiente:

''Lo que más extrañaron, empero, fue el hecho de que en nuestro país todas las sombras se dirigían al norte y no, como en el suyo, hacia el sur, y además, que el sol no saliera por la derecha y se pusiera por la izquierda, como ocurre en su tierra, sino al contrario''.

Una persona que esté mirando en dirección al Norte, tiene la sensación de que el sol sale por la derecha (el Este); una persona que esté mirando al Sur, tiene la sensación de que el sol sale por la izquierda. Esta es la percepción más simple, a partir de la cual se producen experiencias más complejas relacionadas con el movimiento aparente del sol, lo cual a su vez está relacionado con la forma geoide de la Tierra y la rotación de su eje.

Cuando Hanón el cartaginés circunnavegó África, dijo que había tenido esa experiencia. Heródoto hace el siguiente comentario sobre este viaje: 

''Referían lo que a mí no se me hará creíble, aunque acaso lo sea para algún otro, a saber, que navegando alrededor de la Libia tenían el sol a mano derecha''.

Mapa de Eratóstenes con Trapobana.  En rojo, las rutas de Hanón
y de la embajada de Trapobana.
La explicación es que los marineros de Hanón llegaron a Cartago por Gibraltar; cuando doblaron por el Oeste el Cabo de Buena Esperanza, vieron el sol del mediodía al Norte, a su derecha; mientras que la experiencia de la gente de Trapobana fue exactamente la opuesta; doblaron al Norte por el Este, vieron el sol al Sur y a la izquierda. Este dato nos hace dudar sobre la ubicación de Trapobana.

¿Quiénes fueron los lapitas?

Ahora falta saber cuál es la región más austral de Austronesia que ya había sido colonizada por austronesios hace unos 2.000 o 1.950 años o más. La respuesta es que la cultura más antigua de Austronesia, con 3.000 años de antigüedad es la lapita, cuyos restos arqueológicos han sido encontrados en los siguientes lugares:
















Una región casi enteramente al Sur del Ecuador, especialmente Nueva Caledonia y Tonga. En la duda corresponde definirnos por Tonga, por ser de cultura austronesia y hallarse frente a Melanesia, tal como la embajada de Trapobana le dijo a los romanos. Tonga es un archipiélago de 170 islas situado en un lugar estratégico del Océano Pacífico; su capital Nukualofa está ubicada sobre el paralelo 20º Sur.


Tonga, dentro de Polinesia y frente a Melanesia. En naranja, los lugares donde se ha encontrado cerámica lapita.
















Los misteriosos viajes de los tongaleses 


Nuestra indagación nos ha llevado a un lugar muy alejado de Roma; pero para los romanos, cuanto más exótico y lejano un lugar, mucho mejor. El precio de una mercancía se establecía en función de la distancia que hubiera que recorrer para adquirirla en su centro de producción original.


Por otro lado los tongaleses exploraron largas distancias por debajo del paralelo 20º tal como escucharon los romanos. En uno de esos viajes alcanzaron las costas de Nueva Zelanda, en los 41° 17 0'' de latitud Sur.




Migraciones polinesias en Oceanía. Créditos: zonu.com
La isla más sureña e importante de Tonga (donde, entre otras cosas se halla la capital) es Tongatapu (''Sagrado Sur''). Se ubica en los 21° 10' 0'' de latitud Sur.

Contactos transpacíficos entre Tonga y Chile

En el año 2007 se encontraron, en el golfo de Atauco, en Chile, restos de gallina polinesia cuyo ADN se probó ser de los años 1304 y 1424, es decir, que no podían haber sido introducidas por los españoles. El análisis genético de los huesos demostró que procedían de Tonga y no de otras islas. El golfo se ubica en los 37º 10' y 36º 45' de latitud Sur, situación coherente con la tradición de navegantes de los mares australes que la embajada de Trapobana dio a entender a los romanos.

También en la Isla Mocha, en Chile, se encontraron en el año 2007, 6 cráneos con la característica forma pentagonal y mandíbula de los polinesios.

Vestimenta tradicional tongalesa (excluyendo las camisas, moñas y corbatas)
que a los romanos debió recordarles las faldas de los árabes preislámicos, con faja o ceñidor en la cintura.





Los polinesios debieron llevar la gallina polinesia a América y traer de América a Polinesia la raíz alimenticia cuyo nombre científico es ipomoea batatas, que nosotros conocemos como boniato (voz caribeña), camote (voz náhuatl), batata (voz taína), chaco (voz guaiquerí de Venezuela). Dado que este tubérculo tiene tantos nombres diferentes en América, siempre ha llamado la antención que su nombre antiguo en Ecuador y Polinesia fuera el mismo: kumala o kumara. Ahora la coincidencia se explica al haberse podido datar el boniato mediante radiocarbono en las Islas Cook en el año 1000. Se cultivo se extendió por el Norte hasta Hawai y por el Sur hasta Nueva Zelanda.

En lo que se refiere a las corrientes marinas, usarían la Deriva del Oeste para pasar de Nueva Zelanda a las costas de Chile adonde llevarían la gallina polinesia para alimento de a bordo; luego tomarían la corriente de Humboldt hasta las costas de Ecuador donde se aprovisionarían de boniatos, tubérculos nutritivos que permiten alimentarse durante un largo viaje; más tarde tomarían la Corriente ecuatorial sur que los llevaría directo a las Islas Tonga. Durante todo este viaje navegarían al sur del Ecuador, dentro del Hemisferio Sur, como contaron a los romanos.


Fuente y Créditos: IBARRA GRASSO, América en la Prehistoria Mundial, pág. 129, Editorial Tea.





Trilito de Tongatapu











La razón por la cual los polinesios migrarían de isla en isla y llevarían cultivos y animales en sus viajes, queda clara cuando uno piensa en la superficie de cada isla, y de qué manera los recursos disponibles podían quedar comprometidos con el aumento de la población.

Los lapitas-tongaleses, contemporáneos de los romanos

Sin embargo, la embajada de Trapobana que llevó a Roma no debió estar formada por tongaleses de tipo actual, porque estos pertenecen a una etnia que se formó hace 1.500 años, cuando la civilización romana estaba en tránsito al Medioevo. Tampoco debieron ser los lapitas, un pueblo de hace 2.750 años, es decir, contemporáneo de la fundación de Roma.

Sitios arqueológicos lapitas
















La embajada de Trapobana que llegó a Roma debió pertenecer a un pueblo de transición lapita-polinesio contemporáneo de los romanos (entre los 2750 y 1500 años antes de nuestro presente). 

Esta es la reconstrucción de la cabeza de una mujer lapita. Tiene un ''aire de familia'' con los indios americanos prehispánicos y también con muchos latinoamericanos actuales.

Reconstrucción de la cabeza de un lapita
















Esta es cerámica lapita, la cual también tiene un ''aire de familia'' con la cerámica indoamericana prehispánica:
Cerámica lapita

























Esta es una embarcación lapita, con velas y remos:


Embarcación lapita. Créditos: Lapitavoyageprojet











Igual que los polinesios y los melanesios, los lapitas conocían las embarcaciones a vela, con remos, se orientaban por la posición del sol y las estrellas, el vuelo de las aves, la dirección de las sombras, la dirección de los vientos y las corrientes marinas, y tenían mapas, elaborados a partir de un sistema de coordenadas geográficas como el que sigue:

















Que luego les permitía elaborar sus ''mapas de palos'':


Mapa de palos polinesio















De la misma forma, los quipus americanos (sistema que utiliza cuerdas y nudos de diversos colores como registro) pudieron servir, no solo como ábaco y sistema de escritura, sino como registros astronómicos y mapas. En otros casos, los mapas indoamericanos se pintan usando coordenadas gráficas convencionales.
Sistema de coordenadas de un 
mapa yukpa actual (Venezuela)
Crédito: La Guarura


Quipu

Los romanos descubren Trapobana

Plinio inserta un segundo relato donde describe el descubrimiento accidental de Madagascar por los romanos y luego del resto de Trapobana. Recojo los pormenores de este relato en el siguiente mapa:












Plinio dice que Antonio Proclamo que debía explorar el Mar Rojo llegó hasta Carmania (Irán) donde el Viento Aquilón (del Sur) lo empujó hasta el país de los Hipuros, que podrían ser las Islas Comores. Allí lo recibió el Rey de Trapobana. El relato confirma que los pueblos austronesios viajaban desde la Isla Mocha, frente a las costas de Chile, hasta Madagascar, frente a las costas de África.

Un maravilloso mapa javanés encontrado por los portugueses en Malaca

Este viaje de la embajada de Trapobana a Roma en los años 50-55 d.C. tuvo una interesante vuelta de tuerca. En 1511 los portugueses se instalaron en Malaca, donde obtuvieron un interesante mapamundi, que el Virrey Albuquerque describió al Rey Manuel. Tenía los nombres en javanés y estaba hecho por un piloto javanés. Luego de que Francisco Rodrigues hiciera una copia, el original se perdió:


''Su Alteza puede en verdad ver de dónde vienen los chinos y los gores, y el curso que los barcos de Su Alteza deben tomar para ir a las islas de los Clavos, y dónde están situadas las minas de oro, y las islas de Java y Banda, de nuez moscada y macis, y la tierra del Rey de Siam, y cómo ellos no navegan más adelante''. (Referencia en Ibarra Grasso, América en la Prehistoria mundial, pág. 160).

No sabemos cómo sería este mapa javanés por lo menos dos años anterior al mapa del Almirante turco Piri Reis, pero sabemos que Francisco Rodrigues tomó una copia, y un mapa portugués de 1522, que representa detalladamente las costas de Australia, siguiendo un prolijo sistema de coordenadas, también podría ser la copia de un fragmento.


Mapa portugués de las costas de Australia de 1522.
Un complejo sistema de coordenadas permite ubicar
cada punto de la costa
Tapa del libro de C. Mendoça.
Créditos: Reuters/Handout


















Otra copia podría ser el mapa de Pedro Reinel de 1517, y también el Atlas Müller de 1519, atribuido a Lopo Homen, Pedro Reinel, Jorge Reinel y Antonio de Holanda. He aquí una representación de las islas del Sur de China, llamadas Insulindia por los portugueses:


Páginas 16 y 17 del Atlas Müller















Esta lámina representa al Océano Índico:








Y esta otra a Madagascar, que los austronesios colonizaron hacia el año 300 de la era cristiana.

























El dato más increíble del mapa javanés sería que en él podía verse el Estrecho de Magallanes. No según ninguna tesis absurda, sino según declaró Magallanes antes de partir, que llevó consigo marineros malayos y suramericanos:


Mapamundi de Lopo Homen de 1519, que se supone copia del mapa javanés. ¿Cómo pudo representar Lopo Homem el Estrecho cuando Magallanes todavía no había regresado de su expedición? Isla del Fuego aparece pegada a la Antártida, un error que reproducen también los mapas posteriores al descubrimiento, por tradición académica.














Mapamundi de Piri Reis (1513). Seis años antes de planearse la expedición de Magallanes, y desde Turquía.
El mapa fue intencionalmente cortado a la altura del Estrecho.



En el siguiente artículo veremos cómo resolvió estos problemas Fray Gregorio García, ya que no son problemas de los difusionistas actuales, sino del Renacimiento europeo de hace 400 años.

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